Gaudium et Spes (La alegría y la esperanza)

Publicado: noviembre 1, 2010 de alejandropeikert en Uncategorized

El primer presupuesto teológico de GS es la convicción que la Creación es obra del Amor de Dios, pero su desarrollo es tarea de la humanidad en su dinamismo histórico.4 En este sentido enlaza con la teología del Génesis y del Prólogo del IV Evangelio.5 Quizás, junto a esta mirada positiva de la creación, el documento debería de haber tenido más en cuenta la experiencia de la injusticia, del mal y de las contradicciones humanas. Con esta actitud hubiera sido un documento más realista.6 1.1 La Pascua como “acontecimiento y memorial”. El segundo presupuesto teológico de GS es la vivencia del Misterio de la Pascua/Pentecostés no solamente como un hecho del pasado sino como un “acontecimiento” vivo presente en la historia.7 Este acontecimiento eclesial como presencia viva i actuante de la Pascua en la historia, conduce a vivir la fe cristiana no solamente como una memoria histórica sino como un “memorial”, es decir, como un acontecimiento vivo, actuante y transformador de la realidad. Este “acontecimientomemorial” es obra del Espíritu. Es el “quinto evangelio” que se inicia con los Hechos de los Apóstoles y que continuará con altibajos dentro de la historia hasta al final de los tiempos. 1.2 La Misión pastoral de la Iglesia, sacramento de liberación y esperanza. El tercer presupuesto es la autoconcicencia de la Iglesia como comunidad humana trinitaria que, en su acción, tiene como finalidad específica ser “sacramento” (signo sensible y eficaz) de la providencia de Dios en la historia. Esta sacramentalidad eclesial se manifiesta en el testimonio y en el anuncio de la esperanza en el camino cotidiano de la humanidad hacia la liberación. En esta tarea no solamente no entra en conflicto con la búsqueda científica y antropológica del mundo contemporáneo sino que colabora con la misma en el objetivo común de potenciar y llevar a su plenitud la liberación mediante la salvación. 1.3 Los “signos de los tiempos”, lectura creyente de la realidad. Estos tres presupuestos anteriores de GS no son tratados de una manera abstracta y racionalista sino a partir de los “signos de los tiempos” o indicios de la presencia de Dios en los acontecimientos de vida de cada día y en los grandes movimientos sociales.8 Esta teología de los signos de los tiempos es básica para una tarea de “discernimiento espiritual comunitario”.9 He expuesto este talante misionero y esta tarea teológica pastoral de la lectura creyente de la realidad en el libro “La misión de la Iglesia en el Mundo. Ser cristiano hoy”, recientemente publicado.10 2.- Ejes vertebradores. 4 Gn. 1, 17; 2, 20. 5 Jn. 1, 3-4. 6 Gn. 3; Jn. 1. 5.10-11 7 Hech. 2. 8 Lc. 12, 54-56. 9 Para profundizar en este concepto teológico, ver estos textos del NT: Rm. 12, 1-2; Heb. 5, 13-14; Fil 1, 9-10; Ef. 5, 10; 1Tes. 5, 19-21; 1Jn. 4, 1. 10 Ver especialmente el capítulo VIII de “La misión de la Iglesia en el mundo” Secretariado Trinitario, Salamanca, 2004, pg. 127-144. Estos presupuestos teológicos pastorales de Gaudium et Spes dan la clave y la razón del sentido de los ejes vertebradores del documento. Estos ejes se resumen en la propuesta de una opción decidida por el diálogo, la acogida y la cooperación con el mundo.11 2.1 Mundo e Iglesia. La Constitución GS sitúa en diálogo el Mundo y la Iglesia. El documento ofrece una nueva visión del mundo y de la Iglesia, justamente porque contempla el mundo como la manifestación de la Creación de Dios y, por tanto, lo presenta como primer signo o sacramento del amor de Dios y como “lugar teológico”. También cuando habla de la Iglesia se refiere al Pueblo de Dios y Sacramento Universal de la salvación que nace de la Pascua.12 2.2 Persona y Jesucristo. Gaudium et Spes sitúa, también, en diálogo la persona concreta y Jesucristo el “hombre nuevo”, justamente, porque ve en Jesús “el Verbo que crea e ilumina” y la persona humana es vista como “imagen de Dios”. De esta manera el ser humano emerge como conciencia liberadora, crítica y transformadora de la creación, salvada por la Revelación realizada en Cristo. Es en esta perspectiva que se sitúa un nuevo talante de diálogo con la modernidad.13 2.3 Liberación y Salvación. Gaudium et Spes no confunde liberación y salvación pero los interrelaciona y los pone también en diálogo. Desde esta perspectiva adquiere una nueva dimensión y valoración la tarea de la humanidad en el dominio de la tierra a través de la ciencia, la técnica y el progreso. El documento no ignora los grandes retos que emergen de la secularización y del pluralismo de la humanidad y, especialmente el agnosticismo y ateísmo, aunque quizás no acaba de llevar la reflexión a sus últimas consecuencias antropológicas, psicológicas, sociales, económicas, políticas, culturales, teológicas, espirituales y pastorales.14 2.4 Algunos temas candentes: el matrimonio y la familia, la cultura, la vida económica y social, la política, y la solidaridad entre los pueblos y la paz. El documento Gaudium et Spes centra la misión pastoral de la Iglesia en el mundo en la realización de este triple diálogo crítico y creador: Mundo/Iglesia, Persona/Cristo y Liberación/Salvación. La segunda parte, concreta esta visión en la reflexión más explícita sobre algunos de los temas más candentes de la humanidad. El paso de los años ha subrayado, e incluso acentuado, la importancia de estos temas concretos. La novedad ha consistido en poner de relieve la complejidad de los mismos por sus raíces estructurales y culturales de la nueva situación mundial de la globalización. Esto no obsta para que las grandes intuiciones de GS continúen siendo válidas para una 11 GS 1. 12 GS 32. 13 GS 22. 14 GS 39 i 45. reflexión teológica actualizada. En esta perspectiva hay que destacar, especialmente, la calidad teológica del capítulo sobre la cultura.15 2.5 El diálogo fe y cultura, modelo paradigmático de reflexión. Efectivamente, el planteamiento del diálogo fe/cultura de GS es un modelo paradigmático de reflexión teológica pastoral, porque escapa a dos peligros muy frecuentes en la actualidad eclesial, que afectan a la vida interna de la comunidad y a la misión evangelizadora. Me refiero al reto del “fundamentalismo integrista” que tiene el peligro de reducir la Iglesia a un ghetto sectario y al “gnosticismo anómico” que conlleva también el peligro de reducir el cristianismo a una comparsa de la cultura coyuntural y dominante del momento. 16 3.- Principios teológicos subyacentes. Una mirada global sobre el marco teológico de GS nos permite descubrir como estructura teológica básica del mismo la articulación de cuatro grandes principios teológicos que, metafóricamente, podemos titular así: principio de irrupción, principio de correlación, principio de eclesialidad y principio de la misión. 3.1 Principio de “irrupción”. GS parte de una descripción de los retos y los signos de esperanza de la humanidad en el mundo contemporáneo.17 Una verdadera lectura del texto en su intencionalidad más profunda no consiste en repetir aquella descripción y aquel análisis sino en realizar una descripción y un análisis del momento presente, es decir en buscar y formular con precisión los retos y los signos de esperanza del momento presente. Ante esta realidad de luces y sombras, “El Concilio quiere devolver a su fuente divina los valores que disfrutan hoy de una grandísima estima, como son el hombre, la edificación de la sociedad, el sentido del trabajo”.18 La clave de vuelta para realizar este cometido es Jesús de Nazaret, es decir, observar la realidad en sus luces y en sus sombras a la luz del principio de “irrupción”. En la encarnación de Jesucristo, el sentido de la vida ha penetrado en la historia como luz que ilumina la creación. Como afirma el prólogo del IV evangelio “El es la luz que ilumina a todos los hombres”19 3.2 Principio de “correlación”. La irrupción de la luz, que es Cristo, pasa a la humanidad como “Palabra de luz que ilumina”. La “Palabra hecha carne ha habitado entre nosotros”20… “y de su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia”21 Gaudium et Spes afirma que la Revelación manifestada en Cristo no está en contradicción con la Creación de Dios sino que permite ver la Creación en su integridad y en su totalidad. Esta novedad del “principio de irrupción” pasa a nosotros como luz, camino, verdad, vida, esperanza, resurrección… 15 GS 57-59. 16 GS 59. 17 GS 4-10. 18 GS 11. 19 Jn. 1, 9. 20 Jn. 1, 14 21 Jn. 1, 16. (“principio de correlación”). A la luz del misterio de Cristo, la persona, la sociedad y la historia quedan iluminadas y orientadas hacia su plenitud. Una lectura correcta de GS no consiste solamente en repetir la literalidad de los criterios teológicos del texto como en buscar los principios y criterios para afrontar los problemas de hoy. Por tanto es una reflexión teológica pastoral abierta a las nuevas situaciones. 3.3 Principio de “eclesialidad”. El “principio de irrupción” cuando pasa a la humanidad como “principio de correlación”, genera en el mundo una humanidad nueva y una comunidad nueva – “ecclesia”, asamblea, pueblo, comunidad— que es aquella comunidad formada por mujeres y hombres que han sito iluminados por la luz que es Cristo. Este es el “principio de eclesialidad”. Esta es la acción del Espíritu que funde la separación entre el humanismo y la trascendencia, entre la sociedad y la comunidad, entre la causa de la liberación y el don de la salvación. Una lectura correcta de Gaudium et Spes tiene como objetivo profundizar en la causa de la comunión eclesial. Esta comunión no se edifica sobre la lucha de poder del más fuerte, ni sobre una diplomacia sutil, o sobre un voluntarismo estoico sino en la profundización espiritual en un talante comunitario que se edifica – en lenguaje de Juan XXIII– en “buscar lo que nos une por encima de lo que nos separa”.22 La falta de comunión eclesial es la causa más importante que impide la evangelización.23 3.4 Principio de la “misión”. Los “principios de irrupción, correlación y eclesialidad” llegan a su plenitud en el principio de la misión que no tiene nada que ver con un proselitismo propio de la lucha de poder sino en el compartir las riquezas de Cristo con las personas de nuestro alrededor. De la misma manera que la Luna, aunque no tiene luz propia, cuando refleja la luz del Sol ilumina la Tierra, La Iglesia, es decir las mujeres y los hombres cristianos cuando hemos recibido la Luz que es Cristo (principio de “irrupción”) cuando eliminamos los obstáculos que nos impiden recibir esta Luz (principio de “correlación”) y compartimos esta Luz en la comunidad cristiana (principio de “eclesialidad”) reflejamos la luz del evangelio de Jesús (principio de la “misión”). Una lectura correcta de GS no consiste en repetir las formulaciones y propuestas del documento sino en reproducir e inventar nuevos caminos de evangelización para el mundo de hoy, es decir, en plantear y sugerir nuevas directrices operativas y nuevas linias de acción para nuestro tiempo. Estos principios teológicos subyacentes en la Constitución Pastoral Gaudium et Spes plantean la necesidad de seguir investigando en la perspectiva de la “lectura creyente de la realidad”, de manera que la observación de los retos y signos de esperanza de la sociedad de nuestro tiempo, la búsqueda y formulación de los principios y criterios 22 La comunión eclesial es la condición de posibilidad de la misión (Jn. 17, 21). Estos elementos esenciales son los que pone de relieve el libro de los Hechos de los apóstoles (2, 42) cuando afirma que la edificación de la comunidad se sustenta sobre la “lectura de Palabra, compartir de los bienes, la fracción del pan y la oración”. 23 Ver la reflexión teológica pastoral que hice sobre esta temática el año 1989 en el pequeño libro “El dinamismo de la comunión eclesial” (Ed. Secretariado Trinitario, Salamanca, 1989). Actualmente, 15 años después de su publicación, mantengo plenamente la descripción, el análisis, la lectura creyente y las propuestas del libro. Incluso me atrevo a decir que aquella llamada urgente a la comunión eclesial todavía sería más contundente. evangélicos y el planteamiento de unas directrices operativas o linias de acción, es el verdadero ejercicio de actualización de las intuiciones, debates y planteamientos teológicos pastorales contenidos en el documento conciliar II.- Misión evangelizadora de la Iglesia. El marco teológico de Gaudium et Spes ofrece unas bases teológicas para un replanteamiento de la misión evangelizadora de la Iglesia en nuestro tiempo ante los nuevos retos del mundo contemporáneo. Este replanteamiento se edifica sobre unas convicciones y un estilo pastoral edificado en estas convicciones. 1.- Convicciones. La identidad cristiana no es una abstracción sino que se edifica en unas convicciones que básicamente son estas tres: 1.- Cristo nos precede por la acción del Espíritu. 2.- La mujer y el hombre cristianos son especialistas en detectar esta presencia. 3.- Las cristianas y los cristianos nos reunimos para contemplar, compartir, celebrar y testificar esta presencia de Dios en el mundo. Merece la pena hacer una breve reflexión sobre estas convicciones básicas de la evangelización. 1.1 Cristo nos precede por la acción del Espíritu. Con esto afirmamos que el ser y la acción de los cristianos en el mundo no se edifica sobre la sabiduría humana, ni en el poder humano sino que es precedida por Jesucristo que actúa por medio del Espíritu. Efectivamente, Jesús de Nazaret con su encarnación, su muerte, su resurrección y la donación del Espíritu de Dios es el fundamento de la acción y la fuente de la esperanza de los cristianos de todos los tiempos. Cristo resucitado no muere más y con su resurrección anuncia un futuro de esperanza para toda la humanidad. 1.2 La mujer y el hombre cristianos son especialistas en detectar esta presencia de Jesucristo que nos precede por la acción del Espíritu. Efectivamente, los cristianos no inventamos a Jesucristo sino que lo descubrimos presente y operante en la entraña de los acontecimientos humanos. El estudio de evangelio, la metodología pastoral de la “revisión de vida” y el método teológico de la “lectura creyente de la realidad” son instrumentos adecuados para descubrir la presencia de Jesucristo en la historia. 1.3 Nos reunimos en Iglesia para contemplar, compartir, celebrar y testificar esta presencia. La Iglesia es la asamblea de los cristianos que vivimos disperso y comprometidos en nuestras obligaciones de la vida de cada día (familia, trabajo, opciones de vida y aficiones) y que nos reunimos (“ecclesia”) para contemplar la presencia de Dios en los acontecimientos, compartir esta experiencia de fe y celebrarla en la mesa de la eucaristía, para dispersarnos de nuevo y ser testigos del amor de Dios en el mundo. 2.- Los tres círculos de la evangelización. La tarea evangelizadora, cimentada en estas convicciones, está inserta en el dinamismo del mundo y, aunque tiene unas exigencias específicas evangélicas, se realiza en el interior de los proyectos racionales humanos y en su dinamismo liberador. • El primer círculo de la evangelización consiste en el trabajo bien hecho, es decir en el compromiso de la profesionalidad vivido éticamente, en la vida familiar vivida en el amor, en el compromiso social y político para que las cosas sean lo que tienen que ser y los seres humanos podamos vivir en la libertad, la justicia, el amor y la libertad. De esta manera, el compromiso transformador y liberador “pone nombre a las cosas”,24es decir, hace que las cosas sean lo que tienen que ser. • En segundo lugar, la fe exige el testimonio de los valores evangélicos vividos por los cristianos en el interior del compromiso transformador y liberador. Este testimonio de los valores evangélicos es la concreción de la vivencia de las “bienaventuranzas” 25que se hacen operativas en las “obras de misericordia”.26 Este es el camino real, y no hay otro, para buscar la presencia de Dios a lo largo de toda la vida. El compromiso de la acción, la luminosidad de la contemplación y la fuerza de la celebración sacramental sostienen el dinamismo de la evangelización en el interior de los acontecimientos humanos. • En tercer lugar exige la vivencia y la acogida en las comunidades cristianas de la personas que quieran compartir la búsqueda de Dios en la vida de cada día y la vivencia cristiana en el mundo. Esta proceso se realiza mediante la edificación de un orden temporal al servicio de la dignidad de la persona humana. 3.- La resolución primera del Concilio Provincial Tarraconense (1995). Una experiencia emblemática de reflexión eclesial sobre el dinamismo de la evangelización es la que se realizó durante la celebración del Concilio Provincial Tarraconense. A partir de la experiencia vivida por ocho Iglesias Particulares de la Provincia Eclesiástica de la Tarraconense en la aplicación del Concilio Vaticano II a lo largo de tres décadas, las sesiones conciliares reflexionaron sobre el anuncio del evangelio a nuestra sociedad, sobre la Palabra de Dios y los sacramentos en nuestras Iglesias, sobre la solicitud por los pobres y marginados y sobre la comunión eclesial y la coordinación interdiocesana de nuestras Iglesias. Sin entrar en la valoración de los resultados del Concilio Provincial, podemos afirmar que fue una experiencia eclesial que verificó la validez de los presupuestos teológicos pastorales y de los documentos del Concilio Vaticano II y, de manera especial Gaudium et Spes, 24 G. 2, 20. 25 Mt. 5, 1-11. 26 Mt. 25, 31-46; Lc. 10, 25-37; Jn 13, 1-17. Después de esta recepción eclesial por parte de un colectivo de Iglesias Particulares concretas, adaptó aquellos principios, criterios y directrices a la nueva situación de la Iglesia ante los cambios del mundo y aprobó una resoluciones en la perspectiva de la renovación. En un anexo añadido a esta reflexión teológica, adjunto el texto de la primera resolución conciliar que, en realidad, más que una propuesta es una introducción general al Concilio Provincial Tarraconense y a las 170 resoluciones concretas del mismo. Me parece que es un texto teológico pastoral que puede ayudar a comprender la reflexión teológica de esta aportación sobre el “Significado de la Gaudium et Spes y la misión evangelizadora de la Iglesia”. Es un texto que con el paso del tiempo ha ido adquiriendo un valor cada vez más significativo. III.- Tareas prioritarias. Mirando hacia el futuro creo que podemos subrayar algunas de las tareas prioritarias de la reflexión teológica pastoral. Son una tareas que giran alrededor de tres ejes: fe/justicia, fe/cultura, fe/persona. Podemos concretar estos ejes de reflexión en unas sugerencias dinamizadoras de la reflexión teológica y de la acción pastoral. 1.- La reflexión constante ante los grandes problemas que afectan a la humanidad: la pobreza, la ecología, la profundización en la democracia real. Es urgente superar las actitudes endogámicas que conducen a convertir en esencial aquello que es marginal y en marginal lo que es esencial. Cuando nos encerramos en nosotros mismos, marginamos a las personas, especialmente a los pobres, y no damos testimonio de la dignidad del ser humano. Cuando nos abrimos, al mismo tiempo que servimos a los demás, nos reencontramos con lo más profundo de nosotros mismos. En la actualidad, en primer lugar es urgente dar respuesta al problema del hambre en el mundo que conduce a muchas personas y pueblos a vivir en una situación infrahumana y en unas condiciones de degradación social radical. Este reto de la humanidad está latente en el fondo de muchos otros problemas humanos como, por ejemplo, la violencia. La opción decidida por la erradicación del hambre en el mundo es el núcleo generador de un nuevo clima de esperanza. En segundo lugar también es urgente dar respuesta a los problemas ecológicos del planeta Tierra que ponen en peligro el ecosistema y los derechos de las futuras generaciones a vivir en el mundo con dignidad. Tenemos derecho a vivir y a usar la Tierra, pero no tenemos derecho a abusar de la misma. Finalmente, para solucionar el problema del hambre en el mundo y los retos de la ecología, hay que realizar un esfuerzo para profundizar en la democracia real. La democracia es el mejor camino para superar los problemas humanos y sociales por al vía del diálogo y de la participación de los ciudadanos en la gestión de la sociedad. Sin embargo la democracia no ha de ser solamente formal sino real. 2.- La atención a la coyuntura histórica actual de la humanidad caracterizada por la interculturalidad, por las nuevas preguntas humanas y por las nuevas necesidades espirituales y religiosas. En la coyuntura actual del mundo han emergido unas nuevas oportunidades para vivir la fraternidad y la misión. En primer lugar el fenómeno de la interculturalidad y el diálogo interreligioso que exige a la Iglesia un esfuerzo de catolicidad y universalidad renovadas. Este diálogo intercultural e interreligioso es una nueva oportunidad para crecer en la catolicidad porque la comunidad cristiana está inserta en los grandes movimientos culturales y religiosos de toda la humanidad. En segundo lugar, en el mundo contemporáneo, junto al fenómeno de la secularización y el secularismo, se da un nuevo fenómeno de replanteamiento de nuevas preguntas humanistas que exigen de la humanidad una flexibilidad y una nueva apertura para dar respuesta a estos interrogantes. Estar presente en el planteamiento de estas nuevas preguntas y en la búsqueda de nuevas respuestas evangélicas a estas preguntas humanísticas, es un signo de la dimensión profética de la comunidad cristiana. En tercer lugar, la emergencia de nuevas necesidades espirituales y religiosas, que se manifiestan a veces de una manera impertinente, pero que esconden en su interior muchos elementos de renovación, es una oportunidad para la evangelización. Ciertamente, la emergencia de las nuevas necesidades espirituales puede quedar reducida a ofrecer una respuesta sincretista en la perspectiva de las corrientes del la llamada “New Age”, pero también prepara el terreno para una nueva vivencia de la religiosidad e, incluso, de la fe trascendente y evangélica. El espíritu y el talante de Gaudium et Spes es el correcto para esta tarea. 3.- La renovación eclesial que brota de la necesidad de una espiritualidad profunda, de un lenguaje nuevo para la misión y de la modernización de las estructuras. A la luz de los retos y signos de esperanza, en el interior de la comunidad eclesial es urgente, también, una renovación profunda de la calidad evangélica, que se puso de relieve en la Constitución Pastoral Gaudium et Spes, ha pasado por un tiempo de replanteamiento y de crisis, pero actualmente se manifiesta con más urgencia que nunca. Se trata de una renovación eclesial que ha de estimular y acompañar la vivencia de una nueva espiritualidad profunda. Esta espiritualidad ha de tener sus raíces en el amor interno de Dio, manifestado al mundo por medio de Jesucristo en su humanidad y su divinidad, que salva la persona concreta y va transformando la historia por la acción del Espíritu. Esta renovación espiritual es condición de posibilidad para elaborar un lenguaje religioso nuevo que sea significativo en el mundo secular pluralista. La transmisión de la fe a la próxima generación, como condición de posibilidad, plantea dos exigencias radicales: la credibilidad de los mensajeros del evangelio y, también, la credibilidad del mensaje. Estas dos condiciones –credibilidad del mensajero y credibilidad del mensaje—permiten la elaboración de un lenguaje creíble. Esta credibilidad del lenguaje pasa, también, por la renovación y la modernización de las estructuras eclesiales, en sintonía con la madurez social y la mentalidad humana de nuestro tiempo. La corresponsabilidad de todos los bautizados es una laboratorio básico para la realización de este cambio estructural desde las claves novedosas del evangelio. Conclusión: La metodología teológica de la “lectura creyente de la realidad”, camino de profundización. Esta nueva frontera de la reflexión teológica presupone una opción por el “discernimiento espiritual comunitario”, que observa la realidad con mirada de fe en la Creación de Dios para detectar los retos y los signos de esperanza, que reflexiona críticamente esta realidad desde las claves de la Revelación de Cristo y que proyecta su compromiso hacia el futuro desde el coraje de la Santificación en el Espíritu Esta tarea paciente y decidida de la ”lectura creyente de la realidad” es la que se sitúa ante el futuro con una actitud de humildad pero con esperanza firme. Ramon Prat i Pons Profesor de la Facultad de Teología de Cataluña.

Deja un comentario